sábado, 1 de noviembre de 2008
martes, 28 de octubre de 2008
ULTIMA FUNCION de "VIOLETA TAMARISCO"
domingo, 19 de octubre de 2008
Se presentó "Violeta Tamarisco"
miércoles, 17 de septiembre de 2008
LOS INVITAMOS
INFORMACION & RESERVAS
martes, 16 de septiembre de 2008
Entrevista a Fernanda Di Rocco. Por Aluminé Cabrera.
¿Cómo fue que te acercaste a la escritura?
Por necesidad, absoluta. Por una cuestión de supervivencia.
¿En qué momento cronológico? Si lo podés ubicar…
Toda la vida escribí, desde muy chiquitita. Escribir y estar entre papeles, así fue siempre. Jugaba todo el tiempo a algo que tenía que ver con eso, a ser maestra, a ser periodista. Y después entrando a la adolescencia, típica niña que su angustia la llevaba a cobijarse. Luego bueno… una necesidad, imperiosa, de tener un lugar propio. Siempre escribí, siempre.
Vos sos de General Roca, provincia de Río Negro. ¿Cómo fue que te decidiste a venir a Buenos Aires?
Primero, por ser de Roca. Una manera de ser de Roca es tener que irse, necesariamente. Fue muy personal la necesidad de irme. Por supuesto que fue personal, pero quiero decir que, si bien la excusa fue venir a bailar y a estudiar danza, era una manera de irme de mi casa. Entonces encontré una muy buena excusa, me subí al tren (que por suerte había), y, literalmente, me tomé el tren y terminé en Constitución. Decidí que no quería estar más en Roca.
¿Viniste con un plan o a ver que podía pasar?
Mi plan era no estar más en Roca, y también vine porque me invitó Patricia Stokoe a su grupo de expresión corporal “Aluminé”, yo tenía 18 años, y quería tomar un curso con ella. Le gustó como yo trabajaba, y me dijo que si me venía tenía un lugar en el grupo. ¡Lo cual fue fuertísimo! Porque para mí, en ese momento, bah, siempre, Patricia fue un referente en el trabajo y como persona. Y que ella se acerque, me invite, fue una muy buena entrada. Algo tenía, como para venirme a un lugar, un espacio que yo sabía que estaba. Eso fue muy importante.
Publicaste tu primer libro, “Aguas Duras”, en el 2004, pero siempre escribiste paralelamente a que bailabas acá. ¿Por qué recién en 2004 lo publicás? ¿Por qué no antes?
Porque recién en ese momento se dio que una compañera de grupo de masaje, estábamos hablando y yo le dije que escribía, y como ella es editora me pidió que le mostrase. Cuando leyó me preguntó por qué no lo publicaba, y yo le respondí: “Porque no lo haría ni loca. Porque esto es mío”. Y ella me dijo que estaría bueno que publique porque era bueno lo que hacía. A mí no me importaba que estuviera bueno, me asustaba mucho. Entonces ella me comentó de un concurso de esa editorial (Cuatro Vientos) y me dijo: “Presentáte en el concurso, dale ¡Mandálo! Y dije “Bueno, salgo con esto”. Era como una pulseada para mí. Porque yo escribía muy para mí, pero por algo se lo mostré a Julia, por algo ella me dijo lo del concurso. Obtuve un premio, y eso me alentó. Patricia me alentó. Y el premio me alentó a seguir escribiendo. Y dije: “Ah, bueno, el afuera me acepta y yo entro…” Y fue así que publiqué.
¿Y el proceso de escritura de “Aguas Duras” como fue? ¿Venias con algo ya escrito o te pusiste a escribir para darle forma al libro?
Venía escribiendo. Y con la poeta con la que corrijo los libros y trabajo, decidí darle otra… en realidad, barajar y dar de nuevo. Yo ya tenía los textos y lo que hice fue acomodarlos. Trabajar en cada texto muchísimo, qué era lo que venía del texto… tenía mucho material. También tenía mucho material que dejé, que tuve que descartar.
Ahora te encontrás presentando este segundo trabajo, “Violeta Tamarisco”. Me gustaría que me cuentes el por que del título.
Violeta Tamarisco porque salió de un texto, aparecía en realidad en una prosa que me impactó, un texto que tiene que ver con lo que me estaba pasando, con lo que estaba escribiendo. El libro habla del cuerpo en su totalidad, alma, espíritu, células. Y el violeta tiene que ver con la mutación, con pasar de un estado a otro. Y para mí la vida es eso. Aceptar que uno va todo el tiempo mutando, pasando. El violeta es eso. Pasamos todo el tiempo de un estado a otro, desde todos los aspectos. Y junto a eso el tamarisco porque es del sur, es el lugar desde donde yo trabajo. Seguir en ese espacio, como el agua, que tiene que ver con el río. Son los lugares donde yo me instalo y puedo trabajar. Entonces se sostiene. Si en su momento fue el agua, por el río, ahora es el tamarisco que es el yuyo del sur que a mí me fascina por esta cosa de que es muy feo y todo el mundo dice “Agghhh, los tamariscos”. Están en los baldíos que también es una palabra de allá, ¿no? Baldío, barda son palabras del sur. La barda es para mí el paisaje más maravilloso, es feo, pero a la vez es divino. Y el tamarisco es ese yuyo feo, seco. Me gusta su manera de estar en el mundo que es bajo, es un arbusto, y lo que hace es proteger a los huertos del viento. Como los álamos protegen a los árboles más grandes, el tamarisco protege abajo. Me pareció que era una manera tan cooperativista de estar… Dije: “Que bueno, este tipo esta acá ayudando, no jode. Muy bien, muy bien, lo traemos”. Después también muta, tiene ese color y tiene su flor que es rosada y blanca y tiene un perfume que es requete requete lindo y me da esta cosa de… No es la apariencia la palabra pero, bueno, la primera impresión de algo que en realidad pasa una impronta pero detrás, al lado, al costado, abajo, en un tiempo, va a ser otra cosa. Es darle ese tiempo. No todo es lo que vemos, por suerte. Quería volver a refrescar esa idea que no todo lo que brilla es oro ni lo que uno ve, es lo que es.
¿No te parece que con tu libro ocurre eso? Uno puede leer las poesías en un primer momento, luego deja pasar el tiempo y al volver a leerlas ya es otra cosa la que se produce en uno.
¡Por suerte! Me pasa eso. Ahora ensayando escucho los textos y pienso: “Es lo que salió, pero ahora ya pasa otra cosa.” Lo veo con una bailarina y me suena una palabra o cuando veo las imágenes. Vuelvo a releerlo y sí, se reconforma, ¿viste? Esta idea que decía Borges de que uno tiene que irse del texto y no volver más porque terminado no está nunca, porque siempre te da como una vuelta más. Y sí, claro que me pasa eso.
¿El lugar donde naciste tiene influencia en tu obra? ¿Creés que está atravesada por el lugar del que venís?
Sí. Es “el” lugar desde donde escribo. No es que hago referencia pero, este lugar que te coloca, ¿no? Puede ser un color, una luz. Para mí es ese lugar. Es desde yo trabajo. Aunque esté hablando de lo que esté hablando o esté trabajando acá, en realidad es allá.
¿Que diferencias o similitudes encontrás entre los dos procesos de trabajo entre tu primer libro, “Aguas Duras” y “Violeta Tamarisco” que es el que estás presentando ahora?
Son procesos parecidos. Yo soy bastante estructurada. La manera en la que salen los textos, es como muy vómito. Yo escribo, después dejo que decante, después me pongo muy obsesiva con el trabajo del texto y medio como es eso. Eso lo acepto y me convoco a eso. Después lo trato de pulir, y pulir y pulir. Y lo que mas me caracteriza, para mí, es que suelen ser muy cortos los textos, como la síntesis. Arrancan con mucha cuestión pero después son cortos. Algunos tengo con más palabras, pero por lo general trabajo con pocas palabras, como con síntesis. Puede ser también que son bastante herméticos los textos. Pero el proceso de trabajo fue muy parecido.
Si bien estás con la presentación de tu segundo libro, que es en octubre,
¿Tenés alguna proyección a futuro de un tercer libro o algo que quisieras hacer que se salga de la poesía?
Estoy escribiendo otra cosa porque es necesidad para mí. No puedo dejar de hacerlo. Tengo la libretita, me despierto y escribo. En el auto, en el colectivo, yo escribo. Y después guardo y después empiezo a trabajar. Donde sale, acepto. Es fisiológico. Y ahora estoy trabajando en otra cosa, que es complicado porque tengo que sostener todo esto, y ya estoy como en otro lugar de la escritura y llevándolo un poco mas a la prosa. Como te decía antes, alguien me invita y yo digo: “Bueno, dale, puede ser”, pero no me sale a mí. Yo puedo tenerlo pero… Entonces María del Carmen, esta poeta me dijo: “Mmm… va por la prosa y dale por ahí” y estoy con textos más desde ese lugar. A ver si me lo banco yo. Porque es así, es como entrar un terreno más arduo, mucho más arduo. Otro trabajo. Pero sí, estoy ya pensando… no sé si es otro libro, pero otros textos sí. Están en el horno, como yo digo.
Además de la presentación en Buenos Aires de “Violeta Tamarisco”, ¿Tenés pensado hacer presentación en otros lados?
Sí. En General Roca en marzo del año que viene. Y tal vez en Viedma, también para esa época.
Por último, si tuvieras que definirte, presentarte ¿Qué podrías decir?
Que soy una persona, digamos, de trabajo. Soy una trabajadora de lo que en ese momento disponga la vida.